Y así llegó el Montessori a nuestra vida
Desde que me enteré que iba a ser madre empecé a interesarme en temas de crianza. Para mí ser madre era un sueño que tenía desde hace mucho tiempo y desde ese tiempo soñaba también con ser no sólo una madre sino una buena madre. Por lo tanto comencé a buscar información sobre los temas que se me iban presentando. Si mi bebé no dormía, hacía un curso sobre sueño infantil, buscaba libros, entraba a foros de maternidad, buscaba en internet. Y por esta razón he realizado ya varios cursos: Lactancia, Sueño infantil, BLW, Porteo, Crianza respetuosa y ahora estoy con el tema de educación.
Educación para mi hijo
Empecé a sentir la presión con el tema de la educación porque veía los avances de otros niños, cosas que mi hijo todavía no hacía o no las hacía tan bien y por eso me empezó a dar el miedo que mi hijo se fuera quedando atrás.
Por consiguiente empecé desde muy pequeño a estimularlo en casa, a enseñarle cosas. Que los números, los colores, palabras en inglés, lo que se me ocurriera. Pero no sabía si lo estaba haciendo bien, si los temas eran indicados o qué otros temas enseñarle.
Educación virtual para niños
Durante cuarentena ensayamos con educación virtual para mi hijo, lo inscribimos en una guardería donde estaba mi sobrina también y nos gustaba mucho la institución.
Pero esta metodología no funcionó. Sinceramente creo que la educación virtual no estuvo orientada como debía ser. No se puede pretender que un niño tan pequeño permanezca tanto tiempo mirando una pantalla y obedeciendo lo que digan en ella. Hasta pienso que es difícil para un adulto, ahora para un niño es mucho peor.
Pienso que la virtualidad debió haber sido más una orientación para los padres sobre cómo educar a los niños, qué cosas empezar a estimular, qué trabajar con ellos y cómo hacerlo desde casa, resolución de dudas sobre comportamientos, etc. No replicar una clase que era para darla física en modo virtual.
En conclusión, mi hijo le cogió pereza a las pantallas, cada que veía que yo prendía el computador salía corriendo y se enojaba y yo terminaba enojándome con él, por lo que concluí que no estábamos logrando nada bueno.
Homeschooling
Cómo todavía seguía con la presión social, el sentimiento de que mi hijo se iba quedar atrás de los demás, seguía preguntando con mis amigos y conocidos que hacer.
Afortunadamente, una de mis mejores amigas me recomendó el homeschooling. Ella ya lo estaba haciendo con su hijo pero la persona que la estaba asesorando en el tema, que era amiga de ella también, ya no tenía más cupos. 🙁
Averigüe por otros lados sobre el homeschooling pero la verdad no me sentía segura para dar el paso con una institución o persona que no tenía referencias o no conocía por lo que dejé el tema así.
Luego la asesora de mi amiga se compadeció de mí y me abrió un cupo.:)
Para ser sincera fue una experiencia maravillosa, no solo para mi hijo sino para mi. A los dos nos gustaban mucho las actividades, a mi hijo hacerlas y a mi prepararlas y presentarlas. Cada que sacabamos el ratico para hacer las actividades yo le decía, vamos a jugar a la escuelita de mamá y hoy en día él todavía le dice así y le fascina.
Con el homeschooling pudimos evidenciar el progreso de nuestro hijo, nos permitió aumentar el vínculo que teníamos y me gustaba mucho no sentirme sola, tener una asesora que respondiera mis dudas y tener un acompañamiento para educar a mi hijo.
Cómo funcionaba el homeschooling
Cómo dije anteriormente, contraté el servicio de homeschooling con una amiga de mis mejores amigas.
Me hizo como una entrevista de ingreso, me preguntó por mi esposo, mi hijo, nuestras expectativas, los intereses de mi hijo, en fin.
Luego empezó a enviarnos semanalmente unas actividades las cuales yo tenía que preparar como ella me indicaba para presentarlas a mi hijo y luego yo le escribía o le enviaba las observaciones y evidencias de lo que se hacía y de acuerdo a esas observaciones o evidencias ella programaba otras actividades para la otra semana y así sucesivamente.
La guardería: Educación presencial
Luego de un tiempo de estar en homeschooling me picó otra vez la inquietud, porque se acabó la cuarentena y mi hijo manifestó las ganas de entrar a la guardería, como lo estaba haciendo mi sobrina. De forma presencial. Quería conocer amiguitos y estar con su primita.
Así que ensayamos unos días llevándolo solo unas horas y la primera semana fue genial. Se quedaba contento, salía contento. Pero las semanas posteriores, no nos fue también. Se quedaba llorando y ya no quería ir más. Yo me sentía horrible dejándolo en la guardería, me sentía una mala mamá. Era demasiado duro dejarlo allá llorando.
Entonces me senté con mi esposo y nos tocó tomar una decisión.
Hablamos sobre qué pensábamos sobre la educación de nuestro hijo, que queríamos para él. Qué pensábamos sobre el homeschooling, sobre la educación tradicional y llegamos a la conclusión que el homeschooling es muy bueno, nos gustó demasiado, a los tres. Pero teníamos mucha incertidumbre sobre el tema de validación en caso de no querer continuar así en esa modalidad, sobre el tema de la socialización y bueno como mi esposo es profesor, su mamá también lo fue, es difícil cambiar los pensamientos y tradiciones de un día para otro.
Debido a estas razones decidimos que la educación para nuestro hijo iba a ser la tradicional, por lo tanto debía acostumbrarse tarde que temprano a la guardería, por lo que lo dejamos allí ya de forma permanente medio tiempo. Debía acostumbrarse a asistir todos los días, hacer las tareas, el tema del uniforme, etc. Para que llegada la hora de entrar al colegio no le dé tan duro, ni a él ni a nosotros.
El proceso ha sido duro porque esta es la hora que todavía me dice que no quiere ir a la guardería, a pesar qué pasa muy rico y sale muy contento. Entonces ha sido algo agotador para los dos.
Cómo conocí el método Montessori:
Cómo me sentía insatisfecha con la decisión tomada, no me sentía fiel a mis sentimientos. Ya conocía las bondades del homeschooling y quería seguir haciéndolo con mi hijo pero sin contrariar a mi esposo y a mi familia.
Empecé a investigar, leer libros, asistir a congresos sobre el tema y ahí fue donde me topé con la metodología Montessori.
Antes ya había escuchado sobre esa metodología pero no me había interesado mucho pues pensaba que era cómo un lujo al que sólo los ricos podían acceder.
Pero apenas me fui adentrando en el mundo Montessori comprobé que no era así y me fui enamorando más y más de esta metodología. Tenía que aplicarla en mi hijo y en mi vida.
La metodología Montessori me ha hecho pensar más allá de mis intereses personales, por ejemplo la educación de mi hijo, estaba centrada en mis miedos, que él no se fuera quedando atrás con respecto a los otros niños, sino que me ha hecho pensar en una sociedad necesitada, en la construcción de un mundo mejor a través de nuestros hijos.
De qué trata el método Montessori:
Esta metodología fue desarrollada por María Montessori, la primera mujer que obtuvo el grado de Doctor en Medicina de Italia. Su propia vida ya es digna de inspiración y un ejemplo de perseverancia y de lucha para seguir nuestros sueños.
Inicialmente este método fue creado por María Montessori para niños con discapacidades y fue tanto el éxito, que estos niños tenían mejores resultados que las presentadas por los niños considerados en ese tiempo “normales”. Aprendían a leer y a escribir más rápido. Eran también más hábiles para otras áreas como las matemáticas.
El éxito de esta metodología es porque se basa en la observación científica de los niños, al entender y conocer a los niños podemos así potencializar sus intereses y capacidades y de esta forma aprenderá no por obligación sino por amor.
¿Quién creen ustedes que aprende más, alguien obligado o alguien apasionado?
Lo que más me gustó de la metodología es que no solo se centra en que el niño tenga muchos conocimientos y los adquiera de forma rápida, sino en formar al niño para el futuro.
En formar un niño ordenado, independiente, seguro de sí mismo, amado. Un niño libre. Esto es lo que estoy convencida de que forjará un futuro mejor, no solo para el niño y los padres, sino para la sociedad.
Al adentrarme más en el mundo Montessori, veo que es lo que más quiero para mi hijo. Ya la decisión de la educación tradicional está tomada pero puedo acompañarlo en casa reforzando todos los temas que van viendo y aplicando este método, que más que un método es una filosofía que aplicaremos en nuestra vida diaria. Esta metodología llegó para quedarse.
Les cuento que desde hace rato ya me vengo preparando y aplicando lo que aprendo con mi hijo y mi sobrina y de verdad que estamos todos felices.
Espero algún día poder ayudar a otros padres a aplicar esta filosofía con sus hijos también.
Les estaré compartiendo en mi blog y redes nuestras actividades Montessori. ¡No se las pierdan!
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