La importancia de la observación al servicio de los niños
La observación es una poderosa herramienta que se puede aplicar en todos los campos, pues permite obtener información detallada sobre nuestro entorno, analizar patrones y fenómenos, y generar nuevos conocimientos y perspectivas. Es la primera etapa del método científico, con esta podemos formularnos dudas e inquietudes sobre un tema en específico y poder darles alguna solución.
La doctora María Montessori al igual que otros científicos concluyeron mediante observaciones e investigaciones realizadas, que los primeros años de vida de un niño son los más importantes, los más necesarios de una buena educación o guía adecuada. Esto pensando en el óptimo desarrollo del niño y pensando en el hombre que se quiere construir para el futuro.
Un hombre independiente, con carácter, qué ama su trabajo, con alta autoestima, interesado por el bien común, un hombre que contribuye a la sociedad con sus conocimientos. El hombre salvador, esperanza de un futuro mejor, el que construirá una sociedad pacífica y en armonía.
¿Pero cómo se educa o guía a un niño en sus primeros años de vida, a un recién nacido que no entiende nuestras palabras, que apenas está abriendo sus ojos, que no sabe moverse ni valerse por sí mismo?
«Debemos estudiar el alumno antes de educarlo a él».
Esta frase responde en parte la pregunta anterior.
Nosotros como adultos padres o educadores si queremos ayudar al niño en la primera infancia en su desarrollo pleno, debemos tener como base los estudios ya realizados anteriormente de psicólogos, científicos, filósofos, que se valieron de la observación, para escribir en cuánto al desarrollo del niño. Tanto físico como psíquico.
Todo esto nos dará una visión general de cómo podemos ayudar a los niños en cuánto su desarrollo de manera global. Pero no nos dirá como guiar a cada niño, entendiendo que cada uno es un ser único.
Por lo tanto, necesitamos de la ayuda de la observación individual para poder entender a cada niño y poder adaptarnos nosotros y el ambiente de acuerdo con esas características.
A través de esta observación, podemos comprender las señales que el niño envía, en las que podemos identificar sus gustos e intereses, talentos, dificultades, interacción con los demás, período de desarrollo en el que está y responder de manera adecuada a estas necesidades físicas y emocionales.
El adulto que va a educar o guiar al niño debe valerse también de la herramienta de la observación para aplicarla en sí mismo, debe auto observarse para a su vez crecer y mejorar y así ofrecer un mejor servicio al niño.
En conclusión, la observación es fundamental para comprender y responder a las necesidades individuales de los niños. A través de esta, nosotros como padres o educadores podemos anticiparnos y adaptar el ambiente de acuerdo con ellas.
La observación continua del niño durante su desarrollo temprano también es crucial para establecer una relación de confianza y apego seguro. Al ver que los adultos estamos atentos a sus necesidades y respondemos de manera sensible y afectuosa, los niños desarrollan un sentido de seguridad y confianza en sí mismos y en el mundo que los rodea, contribuyendo así a la construcción de una sociedad mejor.