Llegada de Miguel
Expectativas de la llegada a casa
Antes del nacimiento de mi hijo, me imaginaba el momento cuando llegáramos del hospital con el bebé en brazos, mostrándole su nuevo hogar, su nueva habitación, cómo habíamos decorado y preparado todo con tanto amor. Me imaginaba ese momento perfecto, mi esposo y yo felices cuidando a nuestro bebé, dándole todo nuestro amor. Esperaba que todo saliera así como lo había pensado pero a la final no salió así tan perfecto.
La realidad
El primer día que estuvimos en casa, después del parto, llegamos solos, sin bebé.
Miguel se tuvo que quedar en UCI porque necesitaban hacerle unos exámenes y cómo era fin de semana con festivo y en diciembre, los profesionales encargados de hacerlos o de enviar la orden para hacerlos no estaban y a mi ya no me podían dejar más tiempo en el hospital. La ginecobstetra hizo todo lo posible para que me dejaran más tiempo y a la final sólo pudimos estar unos días. Mi esposo estuvo conmigo durante esos días en una pieza gracias a la medicina prepagada.
Esa noche fue la peor de mi vida, estaba cansada, adolorida de la cesárea y para rematar, me tenía que ir para la casa sin mi bebé. Todo lo que me había imaginado de esa primera llegada a la casa después del parto no sucedió.
Me despedí de mi bebé llorando, llegué a la casa llorando y no dormí nada, lloré toda la noche.
El tiempo en UCI
Al otro día nos fuimos super temprano al hospital. Tenía mucho susto de suspender tanto tiempo la lactancia porque tenía metido en mi cabeza que iba alimentar a mi hijo exclusivamente con leche materna hasta los 6 meses, tal cual como decían en la EPS, pero bueno tampoco pudo ser así, al principio.
Allí le tuvieron que dar tetero con leche de fórmula porque no había podido extraerme nada, ni sabía como hacerlo en ese momento.
Cuando llegué me asusté demasiado, porque en la entrada de la UCI estaban los bebés más graves, vi un montón de incubadoras enfiladas con bebés super pequeñitos y flaquitos, pegados de máquinas, algunos solitos y yo buscando a mi bebé entre todos, esperaba ver a mi bebé también así y me puse super mal.
Hasta que una enfermera me vio buscando desesperada y me llevó donde estaba mi bebé. Estaba en otro salón, como en los que ya iban de salida. Al verlo me tranquilicé un poco, estaba abrigadito, dormidito y sólo con un aparatico pegado del pie. Pero igual no quería que estuviera ahí en ese ambiente, con llantos y pitos por todos los lados y solito. Fue horrible ese momento, yo no paraba de llorar.
Una enfermera muy querida al verme así me tranquilizó, me dijo que también tenía hijos, que allá los cuidaban muy bien, que mi bebé no estaba mal, que ya casi le daban de salida. Que aprovechara y lo alimentara. Que tenía que estar bien para mi hijo. Me explicó también lo del cuarto de lactancia de UCI donde las mamás podían ir a extraerse y dejar su banco de leche para que las enfermeras pudieran alimentar a los bebés con esa leche. Yo la verdad ni tuve tiempo de hacerlo. Preferí estar con mi hijo el mayor tiempo posible. Mi esposo me hacía los relevos durante el día para comer y descansar un poco y por la noche nos íbamos otra vez solos para la casa desconsolados. (No nos dejaban quedar en el hospital).
Fueron 2 noches así, para mi ese tiempo fue eterno. No veía la hora que le dieran salida de tenerlo en casa, de dormir a su lado.
Para mí no hubo cuarentena ni cuidados especiales después del parto por cesárea, me la pasaba todos los días corriendo de allí para acá, con el papeleo del hospital y literal corriendo detrás de mi bebé cuando se lo llevaban hacerle exámenes.
Mi esposo trataba de consolarme de darme ánimos pero él estaba igual. La cara de cansancio y tristeza se nos veía por encima.
Por fin se hace el sueño realidad
Cuando dieron la orden de salida no lo podíamos creer. No veíamos la hora de llegar a casa estábamos cansados de ese trajín, de ese ambiente tan pesado del hospital, de no poderme cuidar en forma y sobre todo de dejar a Miguel solito.
Hasta que por fin llegamos a casa, le dimos la bienvenida a Miguel como lo habíamos imaginado, pudimos descansar un poco, pude recuperarme, no tan rápido como las demás mamás después de una cesárea pero bueno, ya con mi hijo en casa todo era muy diferente.
Recordar esto todavía me afecta, todavía se me encharcan los ojos porque es revivir todo ese momento de angustia y de dolor, nadie se imagina lo que uno siente en esos momentos, pero sé que hablando sanamos y sé que puedo ayudar en algo si los que están leyendo están pasando por la misma situación. Así nos sentimos acompañados, sabemos que no estamos solos, que no somos los únicos pasando por esos momentos y que como dice la frase puede haber luz al final del túnel.
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6 Comentarios
Gracias por compartir este hermoso testimonio, siempre soñamos un mundo perfecto para nuestros hijos y nuestro hogar, pero muchas mujeres pasamos por muchos momentos de angustia, las mamitas que lean tu testimonio y puedan estar viviendo la misma situación, se podrán sentir reconfortadas al saber que no son las únicas que pasan por duros momentos con la anhelada llegada del bebé
Hola Carolina, gracias por comentar y coincido con lo que dices, siempre soñamos un mundo perfecto para nuestros hijos y con base a esto tratamos de controlar lo que sucede a nuestro alrededor. La vida me ha demostrado que muchas veces no podemos tener el control pero todas estas enseñanzas y experiencias nos ayudan a fortalecer y ser mejor personas para así poder ayudar a nuestros hijos en el futuro.
Entiendo lo que se siente, yo viví esa angustia días después de tener a mi hija en casa, a los 15 días de nacida enfermo y estuvo los siguientes 15 días hospitalizada. Leyendo tu historia recordé lo que viví y lo que se sentia al regresar todas las noches con los brazos vacíos. Aunque no sea nada grave el estado de salud del bebé, uno se llena de miedos además de lo sensible que se está en esos días.
Muchas gracias por compartir! Estoy totalmente de acuerdo contigo, en este momento actual pienso en lo que pasó y no lo veo tan grave: mi bebé estaba bien, lo cuidaron bien, no estaba grave de salud, sólo lo dejaron para unos exámenes, cuántos papás no pasan por esto o por cosas peores. Pero la angustia que uno siente como papá es indescriptible y bueno las hormonas y todos los cambios por los que uno como mamá está pasando tampoco ayudan mucho. Por eso necesitamos de todo el apoyo, compañía y comprensión para poder pasar por ese mal rato.
Mucha gracias por compartir esta experiencia tan linda y difícil a la vez 🤗
Hola Carolina, gracias por tu comentario ☺️